En mi descubrimiento de Japón allá por 2015, volé desde Buenos Aires hasta Tokyo en forma “directa”, es decir, con escalas pero todo de un tirón. Y es larguísimo, más de treinta y seis horas aquella vez.
Esta vez en mi segunda visita a mi amada tierra del sol naciente, opté por hacer el viaje en dos partes. Primero a Madrid con Iberia para pasear unos días y luego a Tokyo, también con Iberia y este es el motivo de este post.
Iberia es una de mis aerolíneas favoritas. Debo decir que no conozco tantas aerolíneas como quisiera, pero encuentro en la aerolínea española de bandera un confort y servicio que me permito distinguir.
El vuelo fue en un Airbus 330-200:
La distribución de asientos era 2-4-2:
Ideal para poder reservar una dupla de asientos para viajar más cómodos y “solos” con la Mumi:
El espacio para las piernas, si bien no nunca abunda en Economy, me permitía estar “cómodo”y algo sobraba. Con mi altura, nada mal.
Y algo que destaco de Iberia es que la reclinación de los asientos me es más confortable que en otras aerolíneas. Todos los asientos con pantallas, claro:
El sistema de entretenimiento era bueno, con películas, series, música y juegos:
Y, cómo no, para ver en qué etapa del vuelo estábamos:
El servicio de comida no destaca pero zafa, me gusta la tacita sólida de color rojo Iberia para la infusión post comida en lugar del clásico vasito de telgopor:
Opté por pollo con verduras y fideos yakisoba. Aceptable pero bien olvidable.
Y, tras dejar Madrid, necesitaba improvisar mi primera clarita en las nubes:
Antes de llegar al aeropuerto de Narita, en Tokyo, el desayuno consistió en infusión, agregué jugo de naranja, y la cajita “ibérica” vino con un sandwich de jamón y queso que estaba bueno, yoghurt muy rico, una mini ensalada de frutas y un Kit-Kat, como para ir entrando en color Japón:
Fue un muy buen vuelo y especialmente por llegar a Japón volando sólo doce horas desde Madrid, y no las treinta y pico de horas desde Buenos Aires.
Poco para aterrizar y comenzamos a sobrevolar Tokyo. Mi cabeza comienza de a poco a reaccionar, a entender que es verdad: estamos llegando nuevamente a Japón!
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