Este post continúa el viaje de Buenos Aires a Tokyo, cuyo primer tramo desde Buenos Aires a Estambul por Turkish ya lo conté. Al igual que ese vuelo, este con destino Tokyo también salió bastante demorado. Esperemos que Turkish mejore un poco su falta de puntualidad.
La oferta gastronómica de Economy
Fue mejor la comida que la del vuelo desde Buenos Aires a Estambul. Por empezar, apenas subimos nos convidaron con los tradicionales dulces turcos con pistacho, mi perdición, exquisitos:
Para la primera comida, la famosa opción “chicken or pasta” venía toda junta, una pechuguita de pollo con unos penne rigatti y un poco de verdura hervida, acompañado por un par de ensaladitas. Buen sabor en general. El postre era un strudel de manzana con pasas (no como pasas!) igual lo probé, esquivándolas, y estaba bien:
Las galletitas turcas con los quesitos turcos, deliciosos. Necesitaba mostrarlos, son marcas turcas conocidas, es probable que las veas:
En la segunda comida opté por pollo y vino acompañado por un puré de berenjenas. Muy sabroso. Además las ensaladitas habituales y nuevamente las galletitas con los quesos. De postre el fantástico mousse de chocolate que conté aquí y aquí, gran especialidad de Turkish Airlines:
Aquí el plato principal ampliado. Me gustó que pusieran cubiertos de metal, como también hace Iberia:
El necessaire de obsequio también fue marcadamente mejor que en el vuelo anterior. De todas formas hay que decir que en ambos vuelos nos dieron un necessaire y eso es para destacar. Incluyen elementos básicos como cepillo de dientes, pasta dental, medias, antifaz para descansar, bálsamo para labios, etc, algo que NO dan muchas aerolíneas. Bien por Turkish.
Usé el antifaz para dormir y, contra mi prejuicio, es muy útil para descansar la vista de la luz. Aunque camino a Japón, comenzaban a verse las modalidades regionales:
Este fue el recorrido total entre el aeropuerto Ataturk de Estambul y el aeropuerto de Narita en Tokyo, la ruta de viaje la podemos ver en pantalla:
En este primer viaje a Tokyo, este tramo me resultó la cuarta parte de cansador que Buenos Aires-Estambul, quizás porque ya me había cansado todo lo posible en ese primer tramo y ahora ya sabía que llegaba, no lo sé, pero el cuerpo medio que se me acostumbró. Incluso al llegar a Tokyo, no es que lo deseara, pero me sentía capacitado para seguir volando de ser necesario. Uno es un animal de rápido acostumbramiento o 36 horas volando me habían dañado el cerebro y estaba delirando? 🙂
Si no viste este post, al bajar del avión cambiamos dinero para comprar yenes y buscamos el tren para ir hasta la ciudad de Tokyo.
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